Artista plástico


Cuando vendes tu obra, no solo estás negociando. Estás permitiendo que otra persona experimente y se conecte con lo que has creado. Es una forma de llevar un pedacito de tu mundo a los hogares y corazones de otros. Imagina que alguien se enamora de tu obra y decide hacerla parte de su vida; ¡es como si tu esencia siguiera creciendo!
Sé que para muchos de nosotros es difícil ponerle un precio a algo que nace de nuestra alma. Pero aprender a valorar tu tiempo, esfuerzo y talento es fundamental. Es un reconocimiento a todo el camino que has recorrido como artista, y el primer paso para tomar en serio tu carrera. No se trata de mercantilizar tu arte, sino de darle el valor que merece.
Vender tu obra implica exponerte, y eso puede dar miedo. Pero también es una oportunidad para conectar con quienes realmente aprecian tu arte. Al mostrar tu trabajo y hablar de él, vas ganando confianza, y lo más importante, te das cuenta de que hay personas dispuestas a invertir en lo que haces.
Vender tu obra es una experiencia que te permite crecer. Aprendes sobre ti mismo, sobre tu público y sobre cómo comunicar el valor de lo que creas. Cada venta es un pequeño paso hacia la independencia artística y el reconocimiento que tanto anhelas.
No tengas miedo de vender tu arte, no hagas decidia; al vender, no pierdes autenticidad, sino que compartes tu pasión. ¡Atrévete a mostrar tu trabajo al mundo y permite que otros se enamoren de él! Nos vemos en el próximo artículo.
Con cariño, tu amiga Lucero.
Vanguardia pictórica mexicana emergente. Explorando la mente a través de evocadores paisajes acuáticos oníricos en tonos fríos. Talento plástico excepcional.
